lunes, 16 de abril de 2007

Las religiones del mundo

Las religiones del mundo

Hinduismo
La riqueza, la fama y el poder son exclusivos, por tanto, competitivos, y en consecuencia, precarios. A diferencia de los valores mentales y espirituales, no se multiplican cuando se los comparte; no pueden ser distribuidos sin que merme la porción propia. Si yo deseo un dólar, ese dólar no es de otro; mientras yo estoy sentado en una silla, nadie más puede ocuparla. Lo mismo sucede con la fama y el poder. La idea de una nación donde todos sean famosos es, en sí, una contradicción, y si el poder se repartiese de forma equitativa, nadie seria poderoso en el sentido de que solemos utilizar la palabra. Entre la competitividad de esos bienes y su precariedad hay sólo un paso. Dado que otras personas también aspiran al éxito, ¿quién sabe cuándo cambiará de manos?
El deseo de éxito es insaciable. Pero cabe hacer aquí una salvedad, porque en realidad la gente logra tener suficiente dinero, fama y poder. Es cuando convierte esos bienes en su máxima aspiración que sus anhelos no pueden ser satisfechos, porque la gente nunca tiene bastante de lo que no desea y porque no son estas las cosas que desea de verdad. Para ponerlo en palabras hindúes: “ Intentar eliminar el deseo de riquezas con dinero es como tratar de apagar un incendio echándole mantequilla”.
Occidente también conoce este concepto. “ La pobreza no radica en la reducción de las posesiones, sino en el aumento de la codicia”, escribió Platón, Gregory Nazianzen, un teólogo, concuerda al decir; “ Si pudieras procurate todas las riquezas del mundo, quedarian aún más cuya carencia te dejaría en la pobreza”. “ El éxito es un objetivo sin punto de saturación” , escribió recientemente un psicólogo, y unos sociólogos que estudiaron una ciudad de la región centro oriental de los EEUU encontraron que “ tanto los comerciantes como los trabajadores, que se mueven como desesperados para producir el dinero que ganan, mantienen el ritmo aún más acelerado de sus deseos subjetivos”.
Fue en la India de donde tomó Occidente la parábola del carretero que mantiene a su asno en movimiento gracias a la zanahoria que, colgada de una estaca fijada en el arnés, oscila ante su morro. Página 32


………como dijo Simón Weil, “ no hay nada verdaderamente bueno aquí abajo, todo lo que parece ser bueno en este mundo es finito, limitado, se agota y, una vez agotado, deja la necesidad expuesta en toda su desnudez “…………………….El punto crítico en la vida se alcanza cuándo (el éxito, el placer.) estas cosas pierden su encanto original y uno se encuentra deseando que la vida tuviese más que ofrecer. ……..El placer, el éxito y el deber nunca son objetivos finales de la humanidad. En el mejor de los casos, son medios que suponemos que nos llevarán en la dirección de lo que en verdad queremos. Lo que realmente deseamos son cosas que se encuentran en un nivel más profundo.
En primer lugar, queremos ser. Todos queremos ser antes de no ser; por regla general, nadie quiere morir. …….
En segundo lugar, queremos saber…….
Lo que los seres humanos buscan en tercer lugar es la dicha, un tipo de sentimiento que es lo opuesto a la frustración, la futilidad y el aburrimiento.
Estas son las cosas que los seres humanos quieren de verdad. Pero, si hemos de completar la respuesta hindú, deberíamos añadir que las quieren de forma infinita………….Ante la mención de cualquier bien podemos imaginarnos más y, así, imaginándolos, deseamos más. La ciencia médica ha duplicado la expectativa de vida, pero ¿vivir el doble ha preparado mejor a la gente para morir? Para expresar toda la verdad debemos decir que lo que de veras quiere el ser humano es tener un ser infinito, un conocimiento infinito y una dicha infinita. Es posible que tenga que conformarse con menos, pero eso es lo que realmente desea. Para reunirlos en una sola palabra, lo que desea de verdad es la liberación (moksha), liberación de la finitud que nos impide ser, saber y sentir la dicha que deseamos de corazón sin limitación alguna.
Placer, éxito, cumplimiento responsable del deber y liberación. Con ellos hemos completado el círculo de lo que la gente cree desear y lo que realmente desea. Esto nos devuelve a la sorprendente conclusión con que se inició nuestro análisis del hinduismo. Lo que puede tener la gente de aquello que más desea. El ser infinito, el conocimiento infinito y la dicha infinta están a su alcance. Pero, aún así, la declaración más asombrosa está por venir. Según el hinduismo, no solo estos bienes se encuentran al alcance del ser humano, sino que ya los posee.
Porque, ¿qué es el ser humano? ¿Un cuerpo? Por cierto, pero ¿nada más? ¿Una personalidad integrada por la mente, recuerdos e inclinaciones que emanan de una trayectoria única de experiencias vitales? Esto también, pero ¿nada más? Hay quién dice que no, pero el hinduismo no esta de acuerdo con eso. Subyacente en la mentalidad humana, y dándole vida, hay un acopio de ser que nunca muere, nunca se agota y es ilimitado en cuanto a consciencia y dicha. Este centro infinito de cada vida, este ser oculto o Atman, no es otra cosa que el Brahmán, la divinidad. El cuerpo, la personalidad y el Atman-Brahmán; ningún ser humano se explica si no se tienen en cuenta los tres elementos.
Pero si esto es cierto y nuestro ser es de veras infinito ¿porqué no se manifiesta esta condición? ¿Por qué no actuamos en consecuencia? “ No me siento particularmente ilimitado hoy” puede observar uno. “ Y mi vecino…., no he notado que la conducta de mi vecino sea precisamente divina”. ¿cómo puede sostenerse la hipótesis hinduista ante la evidencia que trae el periódico de la mañana?
La respuesta, dicen los hindús, se encuentra en las profundidades donde se halla enterrado el Eterno, bajo una masa casi impenetrable de distracciones, falsos supuestos e instintos de egocentrismo que componen nuestro ser superficial. Una lámpara puede tener tanto polvo y suciedad que su luz se oscurezca por completo. El problema que la vida plantea al ser humano es la eliminación de la escoria de su ser, para que su centro infinito brille en toda su intensidad. página 36


La vida sin sentido es una larga lucha con la muerte, la intrusa –una lucha desigual en la que la edad se prolonga obsesivamente mediante artificios y la negación de la erosión del tiempo-. Cuando la fiebre del deseo remite, los insensatos buscan reavivarla con afrodisíacos más potentes. Cuando se ven forzados a renunciar a ellos, lo hacen con rencor y pena por sí mismos porque no pueden ver lo inevitable como algo natural y, además, bueno. No entienden en absoluto la clara división de Tagore cuando dice que la verdad sólo se presenta como una conquistadora a quienes han perdido el arte de recibirla como una amiga. Página 71


Concebido en terminos personales, Dios estará en relación con el mundo como un artista con su obra. Dios será el creador (Brahma), el protector (Visnú) y el destructor (Siva), quien al final convierte todas las formas finitas en la naturaleza primordial de la que surgieron. Por otra parte, concebida de forma transpersonal, Dios se halla por encima de la lucha, desentendido de lo finito en todo respecto. “Así como el sol no tiembla, aunque su imagen tiembla cuando se agita una taza llena de agua en la cual se refleja la luz solar, tampoco afecta el dolor al señor, aunque sienta dolor esa parte de él que se llama alma individual “. Página 80


Budismo

Algunos dicen que la gota de rocío se integra en el mar; otros prefieren pensar que la gota de rocío se abre para percibir al mar entero. Página 133


Confucianismo

Cuando veas a alguien de valor, piensa como puedes emularlo. Cuando veas a alguien que no tiene valor alguno, examina tu propio carácter. Página 172


Taoismo

Un líder es mejor, cuando la gente apenas sabe que existe. De un buen lider, que habla poco, cuando su trabajo esté hecho, su objetivo cumplido. La gente dirá: Esto lo hicimos nosotros. página 221

Quien se para de puntillas, no está firme.
Quien avanza con prisa, no llega lejos.
Quien trata de brillar, oscurece su propia luz. P 222


El caballo de un campesino se escapó. Ante la conmiseración de su vecino, el campesino le dijo: ¿Quién sabe qué es bueno o malo? Y tuvo razón, porque al día siguiente el caballo regresó acompañado de caballos salvajes de los cuales había trabado amistad. El vecino reapareció, esta vez para felicitarlo por el regalo caído del cielo, pero el campesino repitió: ¿Quién sabe lo qué es bueno o malo? Y otra vez tuvo razón, porque al día siguiente su hijo trato de montar uno de los caballos salvajes y se cayó, rompiéndose una pierna. El vecino volvió a expresar su pesar, y recibió nuevamente la anterior pregunta: Quién sabe lo qué es bueno o malo? Y el campesino tuvo razón una cuarta vez, porque al día siguiente aparecieron unos soldados para reclutar a su hijo, pero lo eximieron por estar herido. Página 226


Islamismo

Amad menos a la jarra y más al agua que contiene. P 268

Dios, con su amor y su dicha ilimitados, está presente en todas partes; pero no puede visitarte, a menos que no estés allí. Angelus Silesius página 273




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