lunes, 3 de diciembre de 2007

El camino del zen

Origen y desarrollo del zen

_ ¿Cuál es el método de la liberación?
_¿Quién te tiene atado? – replicó Seng-ts´an
_ Nadie me tiene atado.
_Entonces –preguntó Seng-ts´an- ¿por qué buscas liberarte?


Vacío maravilloso

La gloria matutina que florece una hora
No difiere en esencia del gigante pino
que vive un milenario.


Poema zen

………..la experiencia humana esta determinada tanto por la naturaleza de la mente y de la estructura de los sentidos como por los objetos externos cuya presencia la mente revela. Los hombres se creen víctimas o títeres de su experiencia porque se separan a “sí mismos” de sus mentes, pensando que la naturaleza del compuesto mente-cuerpo es algo que involuntariamente “ellos” han recibido desde afuera. Piensan que no pidieron nacer, que no pidieron se les “diera” un organismo sensorial para sufrir las alternativas del placer y del dolor. Pero el Zen nos pide que encontremos “quién” es el que “tiene” esta mente, y “quién” fue el que no pidió nacer antes que nuestros padres nos concibieran.

……….Cuando ya no nos identificamos con la idea de nosotros mismos, toda la relación entre el sujeto y el objeto, el cognoscente y lo conocido, sufre un cambio repentino y revolucionario. Se convierte en una relación real, una reciprocidad en la que el sujeto crea al objeto tanto como el objeto crea al sujeto. El cognoscente ya no se siente existiendo aparte de la experiencia. En consecuencia toda pretensión de “sacar” algo de la vida, o de la experiencia, se vuelve absurda.

……..Tenemos la impresión de que nuestros actos son voluntarios cuando vienen después de una decisión, e involuntarios cuando ocurren sin decisión. Pero si la decisión misma fuera voluntaria, cada decisión debería ser presidida de una decisión de decidirse, en una regresión infinita que afortunadamente no ocurre. Paradójicamente, si tuviéramos que decidir decidirnos no seríamos libres de decidir. Somos libres de decidir porque la decisión “ocurre”. Decidimos sin tener la más mínima idea de que cómo lo hacemos. En realidad, la decisión no es voluntaria ni involuntaria. “Tener la sensación” de esa relatividad es sufrir otra extraordinaria transformación de nuestra experiencia en conjunto, lo cual puede describirse de dos maneras. Tengo la decisión de que estoy decidiendo cuanto esta ocurriendo, o, por el contrario, siento que todo, inclusive mis decisiones, ocurren espontáneamente. Pues una decisión –el más libre de mis actos- ocurre como el hipo dentro de mi, o como el canto de un pájaro a mi lado.


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