lunes, 3 de diciembre de 2007

El camino del zen de Alan Watts

Origenes del budismo

Un principio fundamental del Confucianismo decía que “ es el hombre quien hace que la verdad sea grande, no la verdad lo que engrandece al hombre”. Por esta razón siempre se consideró que la “humanidad” o “el buen corazón” (jen) es superior a la “justicia” (i), pues el hombre mismo es mayor que cualquier idea que él pueda inventar.

Pues Él es el Cognoscente, y el Cognoscente puede conocer otras cosas, pero no puede convertirse a Sí mismo en objeto de Su propio conocimiento, del mismo modo que el fuego puede quemar otras cosas, pero no puede quemarse a sí mismo. Shankara


Por tanto la disciplina práctica (sadhana) que caracteriza el camino de liberación consiste en el progresivo desprendimiento del propio yo (atman) con respecto a toda identificación. Consiste en darse cuenta de que yo no soy este cuerpo, estas sensaciones, estos sentimientos, estos pensamientos, esta conciencia. La realidad básica de mi vida no es ningún objeto concebible. En ultima instancia no debe ser identificada tampoco con ninguna idea, ni siquiera con la de Dios o la de Atman.

Muchos budistas entienden la Rueda del nacimiento y de la muerte muy literalmente como un proceso de reencarnación en el que el karma que configura al individuo lo hace reiteradamente a través de numerosas vidas hasta que, por el conocimiento y el despertar, queda en reposo. Pero en el Zen, así como en otras escuelas del Mahayana, a menudo se lo toma de una manera mas figurada, en el sentido de que el proceso de renacimiento ocurre en cada momento, de modo que uno sigue renaciendo en la medida en que uno se identifica con un yo continuo que vuelve a reencarnarse a cada momento. Por tanto la validez y el interés de la doctrina no dependen de la aceptación de una teoría especial de la supervivencia. Su importancia reside más bien en ilustrar el problema de la acción en círculo vicioso y resolverlo, y en este sentido la filosofía budista cobra especial interés para los estudiosos de la teoría de las comunicaciones, cibernética, filosofía lógica y otros temas.

“Donde hay un objeto, allí surge el pensamiento”. ¿Es pues, el pensamiento una cosa y el objeto otra? No, lo que es el objeto, tal es el pensamiento. Si el objeto fuera una cosa y el pensamiento otra, entonces habría un doble estado de pensamiento. Así que el objeto mismo es justamente pensamiento. ¿Puede entonces el pensamiento pasar revista al pensamiento? No, el pensamiento no puede pasar revista al pensamiento. Como la hoja de una espada no puede cortarse a si misma, como la punta de un dedo no puede tocarse a sí misma, así tampoco el pensamiento puede verse a sí mismo.



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